Cuando iniciamos el camino del autoconocimiento nos apoyamos en factores externos que nos facilitan el ir hacia nuestro interior.
Factores como el ir a la naturaleza, el visitar lugares o rincones en este planeta que por su belleza o su misterio nos inspiran, nos transportan en el tiempo… y nos hacen mas fácil el aquietar nuestra mente para entrar en estados meditativos y de contemplación.
También, experiencias como caminar en silencio en compañía de alguien que comparte el interés por el silencio o seres que por sus características, con su sola presencia nos invitan a estados de paz y aquietamiento.
A medida que avanzamos en esas experiencias, vamos prescindiendo de los elementos externos hasta que poco a poco aprendemos a viajar hacia nuestro interior sin apoyos, sin estímulos externos y, además, aprendemos a hacerlo en cualquier momento y lugar.
Hoy queremos invitarlos a agradecer esos seres, momentos y lugares que han propiciado experiencias profundas de interiorización, meditación o simplemente de contemplación y silencio. Agradecer el poder avanzar en el propio autoconocimiento y especialmente, el poder redescubrinos en nuestra esencia espiritual.
Agradecer a la vida por todas y cada una de las oportunidades o experiencias que nos han enseñado a caminar hacia el insondable misterio de nuestra alma.